En la última década, los registros de la Comisión Nacional de Seguridad del Tránsito (Conaset) han revelado una cifra constante y preocupante de entre 1500 y 2500 personas fallecidas anualmente en calles y carreteras. Este fenómeno, lejos de ser simplemente un tema de transporte, ha adquirido dimensiones de salud pública que demandan intervenciones inmediatas y fundamentadas.
En este contexto, un estudio llevado a cabo por la Escuela de Ingeniería de Construcción y Transporte (ICT) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso ha identificado cuatro factores principales que influyen en los siniestros de tránsito. Entre estos, la infraestructura vial, con énfasis en el diseño geométrico y su estado, emerge como un elemento de máxima relevancia, especialmente en el contexto de esta discusión.
El diseño geométrico de las carreteras y calles se postula como un factor determinante en la seguridad vial. Más allá de consideraciones estéticas, el diseño busca optimizar el flujo vehicular y reducir los puntos de conflicto, donde las trayectorias de distintos actores viales se cruzan. La geometría de las vías se convierte, por ende, en una variable crítica que incide directamente en la prevención de accidentes.
La eficiencia de un diseño vial se mide no sólo por su capacidad para facilitar el tráfico, sino también por su capacidad para minimizar los riesgos asociados. Un diseño que garantiza visibilidad adecuada, reduce ángulos muertos y ofrece señalización clara contribuye significativamente a la anticipación y reacción de conductores y peatones. Esta interacción entre la infraestructura vial y el comportamiento humano constituye un aspecto esencial en la reducción de siniestros.
El segundo factor influyente es el comportamiento de los usuarios. Desde conductores hasta peatones, cada actor vial desempeña un papel crucial en la seguridad de las vías. La capacidad de estimar el tiempo de reacción y frenado frente a situaciones imprevistas se convierte en un elemento clave. En este sentido, un diseño vial inteligente busca no solo organizar el tráfico, sino también proporcionar información suficiente para la toma de decisiones acertadas.
Este binomio entre diseño vial y comportamiento humano, sin embargo, no está exento de influencias externas. El tercer factor, el clima, introduce variables adicionales que demandan adaptabilidad en el diseño. Conducir en condiciones climáticas adversas, como lluvia o pavimento húmedo, presenta desafíos particulares que el diseño geométrico debe abordar. La previsión de estos escenarios mediante drenajes efectivos y señalización adecuada se convierte en una estrategia indispensable.
El cuarto y último factor de influencia recae en la información disponible en la ruta. Señales verticales, demarcaciones, semáforos y mensajería variable constituyen elementos cruciales en la comunicación efectiva con los usuarios de la vía. Un diseño vial efectivo no solo anticipa y protege, sino también guía de manera clara y precisa, contribuyendo a la seguridad general.
En resumen, el diseño vial, centrado en el diseño geométrico como su núcleo, emerge como un pilar fundamental en la reducción de siniestros de tránsito y pérdidas humanas asociadas. La integración de infraestructura vial, comportamiento humano, condiciones climáticas y señalización configura un sistema complejo, donde cada componente desempeña un rol crucial en la promoción de la seguridad vial.
Como ALTAVIA, siendo el diseño vial nuestro expertise, reconocemos la responsabilidad inherente en contribuir a la creación de entornos viales seguros y eficientes. Nuestro compromiso radica en aplicar los principios fundamentales del diseño geométrico para mejorar la seguridad, minimizar riesgos y, en última instancia, salvar vidas en las carreteras y calles que diseñamos y gestionamos.